"La cultura como medicamento", crónica de la sesión abierta
En la sesión abierta "El arte como medicamento: las posibilidades de la cultura en el nuevo modelo de cuidados" analizamos el papel de las prácticas culturales y artísticas en el nuevo modelo de cuidados que se debate en la actualidad. En este contexto, ¿se abren nuevas oportunidades a artistas, creadoras y gestoras culturales?
A la conversación abierta sobre “El arte como medicamento: las posibilidades de la cultura en el nuevo modelo de cuidados” asistieron unas 10 personas, siendo la primera sesión abierta en el nuevo espacio de K bulegoa, recién trasladado al convento de Santa Teresa, en la Parte Vieja donostiarra.
La cultura, el arte y los cuidados fueron los temas que se abordaron en una tarde otoñal. Carlos Sánchez, de K bulegoa, compartió una introducción acerca del nuevo modelo de cuidados que se está debatiendo en la sociedad. Después de este punto de partida comenzamos el diálogo compartiendo el interés y las reflexiones de cada una de las personas. Un espacio cómun de ideas con muchas vertientes interesantes. Las dos horas pasaron rápido, discusión y entusiasmo, cada cual alimentando la conversación con sus aportaciones.
Las artes plásticas y la psicomagia, los beneficios de las narraciones artísticas para las personas mayores, cómo promover en la práctica audiovisual elaboraciones más saludables, la fotografía como herramienta de (auto)conocimiento e incluso de supervivencia, la danza, el movimiento y la salud, la música para el alma, incluso la costura terapia… En suma, producir bienestar y alivia el malestar es lo que puede aportar y aporta el arte integrándose en el ámbito sociosanitario y en la inclusión social. Todas esas experiencias son valiosas y tienen efectos curativos, para las demás y para nosotras, es decir, cuidado y autocuidado. A pesar de ello, conviene no olvidar los dolores o enfermedades que nos produce estar muy presentes en la creación. Porque en muchos artistas el círculo vicioso de la creatividad conlleva daños colaterales, como la precariedad, la somatización, la cronificación, el estrés y la angustia.
Algunas de las ideas, reflexiones y experiencias que se manifestaron:
La combinación de costura y arteterapia, por un lado, y la capacidad curativa de la música y la danza, por otro. Ejemplo de ello son las Jornadas de Danza, Terapia, Movimiento y Salud organizadas por ADDE.
El miedo ha mermado los cuidados. La imposición de cuidar no es buena, no todo el mundo está preparado para cuidar.
Tenemos una cultura rápida, acelerada e ingrata. Debemos poner el acento en los cuidados genuinos, no en los impuestos, partir del autocuidado. Pero los cuidados no tienen prestigio.
Debemos reconocer que partimos de una cultura que no cree lo suficiente en las personas. El ámbito educativo es clave para la cultura, se están dando mejoras en ese campo, generando cada vez espacios de más confianza y favoreciendo el desarrollo intelectual y emocional de las personas. También la creación y la cultura van conquistando espacios, como por ejemplo Kultura Eskola.
En ese sentido, Kultura Eskola es una iniciativa interesante que de alguna manera surge en el marco de la pandemia, y da respuesta a necesidades escuchadas durante el confinamiento.
Se plantea que sería interesante abrir la experiencia de Kultura Eskola a otros ámbitos ya que desde la creación artística se pueden aportar mejoras en ámbitos que tienen que ver con la salud. Se matiza que el arte en sí, es una práctica que integra muchos saberes y aspectos, ya que es una práctica que reflexiona y elabora respuestas singulares sobre la vida. No hace falta utilizar el arte como instrumento para conseguir retos sociales, vinculados a la educación, porque la obra en sí ya está elaborada para que aporte, modifique o ayude a elaborar una reflexión, un pensamiento. El arte es una respuesta a una situación concreta, tiene impacto social. Se plantea que pensar el arte desde una mirada abierta permite encontrar tratamientos diversos que plantean reflexiones en torno a la inclusión, igualdad de género, política, biología…, es decir, no hace falta incorporar elementos o lenguajes que provengan de otro ámbito.
En estos tiempos de prisas e inmediatez, tal vez sea mejor decelerar que acelerar. Tal vez tenemos que estar más en lo micro para atender mejor las necesidades que tenemos a la hora de crear.
Nos necesitamos las unas a las otras: artistas, organizaciones sociales, administración pública y fundaciones, para tejer redes, para crear un ecosistema sostenible y fuerte, que dé impulso a la comunidad.
Además de las experiencias de las personas asistentes, identificamos iniciativas y proyectos que cruzan prácticas culturales y cuidados para visualizar cuál puede ser el papel del arte en el nuevo modelo de cuidados que se debate en la actualidad.
Por ejemplo en Gipuzkoa encontramos casos de buenas prácticas en el proyecto Invisible Beauty, proyecto social de la compañía de danza AI DŌ PROJECT, y en el museo Chillida Leku, a través de las iniciativas Lotura, dirigido a personas en riesgo de exclusión social, y Osasun Leku, itinerario para profesionales del sector sanitario.
En la misma línea, el Institut Catalá de la Salut impulsó en el marco de la pandemia Recuperart-19, una propuesta basada en el uso de los museos como entornos de reflexión y mejora del bienestar emocional. En Bruselas, por ejemplo, un proyecto piloto permite a las y los pacientes visitar museos y obras patrimoniales por prescripción médica con el objetivo de mejorar su salud mental.
Y por último, el proyecto La Bona Mort es una reflexión colectiva sobre los cuidados y el acompañamiento en el proceso del final de la vida y la muerte. Se trata de un proyecto interdisciplinario (artistas, sociosanitarios, especialistas en duelo, educadores sociales) y participativo. Ideado en colaboración entre el artista Albert Potrony y Roser Sanjuan (La Panera, Lleida). Este proyecto se presentó en el marco del encuentro Cultura y Ciudadanía, celebrado en Tabakalera.
Si tenemos en cuenta la definición de cuidados recogida en “Arquitecturas del cuidado” (Icaria, 2019): “el cúmulo de actividades que se realizan para sostener y regenerar las vidas, ya sean humanas, animales e incluso el conjunto del planeta”, existe un campo propicio para trabajar desde el arte y la cultura con el fin aportar soluciones sostenibles que generen bienestar y contribuyan a paliar el malestar.
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