La biblioteca de Alfonso Sastre
El pasado día 17 de septiembre fallecía a los 95 años el dramaturgo Alfonso Sastre. Para la Biblioteca KMK ha sido una pérdida especialmente sentida por la estrecha relación que Alfonso mantuvo con este Centro y que culminó con la incorporación de la colección bibliográfica que el autor y su compañera de vida, Eva Forest, formaron a lo largo de los años.
La biblioteca de Alfonso Sastre y Eva Forest, integrada por aproximadamente 15.000 documentos, fue adquirida por la Diputación de Gipuzkoa en 2000 y en la actualidad se encuentra accesible a través del catálogo de la Biblioteca KMK. El contenido del fondo –monografías, publicaciones periódicas, documentos audiovisuales, carteles, fotografías, obra gráfica y papeles de trabajo- refleja tanto las preferencias literarias de Sastre como su interés por otros temas: filosofía, estética, historia, cine, arte, política, sociología…. En la colección encontramos bien representada la obra del dramaturgo (manuscritos originales posteriores a 1986, ediciones en versión original y traducciones, material inédito, papeles de trabajo, etc.) y estudios sobre el autor (libros, artículos periodísticos, tesis doctorales…) Además, destacan las obras de Eva Forest, entre las que son particularmente interesantes las grabaciones de testimonios recogidos in situ por la autora durante los primeros momentos de la revolución cubana. El fondo Sastre-Forest de la Biblioteca KMK habla por sí solo de la talla humana e intelectual de Alfonso Sastre y Eva Forest. Refleja la trayectoria de ambos como testigos de la vida cultural y política desde mediados del siglo XX hasta la actualidad y posibilita profundizar en el conocimiento del panorama teatral español de la época desde el punto de vista literario, escenográfico y sociopolítico. |
No queremos acabar esta nota sin recordar a Alfonso y Eva en su casa familiar, Ollarenea, donde hasta la fecha se ha alojado la colección. Para las personas que acudíamos a catalogar los fondos, era un entorno de trabajo maravilloso por la propia casa, vivida, repleta de libros hasta el techo, rodeada de plantas que Eva cuidaba con mimo, con su enredadera y su veleta con forma de gallo…. Pero, sobre todo, era un lugar sereno y luminoso por la atmósfera de estudio y por la hospitalidad y la cálida acogida que Alfonso y Eva nos dispensaron siempre. Sus libros y su recuerdo permanecen.