La Isla del Tesoro

La Isla del Tesoro de R. L. Stevenson, forma parte de los extraños textos que no estamos acostumbrados a releer. El placer que este libro nos ofrece es inexplicable. No nos encontramos ante un cuento, ni ante un relato realista, estamos seducidos por un mundo transicional y ambiguo, que está formado a su vez, por una gran diversidad de mundos. Estamos seducidos, tanto por una realidad excitante y salvaje, como por la imaginación, la ilusión y el deseo.

La unión de estos mundos a veces opuestos o contrarios nos deja ver la transformación de los elementos, de los objetos y de los personajes. La más sórdida realidad o la ilusión y los sueños, por ejemplo, no aparecen en el libro como distintas caras o facetas de una cosa, sino como la unión de todas estas en una misma. Todos los elementos participan de este aspecto transicional, donde incluso el mal existe y ejerce la más grande fascinación.