Un dia del libro diferente
Escritores de la talla de Miguel de Cervantes, William Shakespeare, Inca Garcilaso de la Vega, Josep Pla o William Wordsworth comparten fecha de defunción, fallecieron todos ellos, al parecer, un 23 de abril. Esta coincidencia es el motivo principal por el que en 1995, y a propuesta de la Unión Internacional de Editores, la UNESCO decidiera elegirlo entre los 365 del año como fecha de celebración del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, más comúnmente conocido como Día del Libro.
Desde entonces, diferentes países del mundo conmemoran este Día con el objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. Para ello, cada año la UNESCO junto con las tres organizaciones profesionales internacionales del mundo del libro (la ya mencionada Unión Internacional de Editores, la Federación Internacional de Libreros y la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias) eligen a la que durante todo un año será la Capital Mundial del Libro. Ciudades como Madrid, Alejandría, Nueva Delhi o Amberes fueron las primeras en ostentar dicho título, que este año 2020 recae en Kuala Lumpur. La UNESCO ha anunciado ya que será Tbilisi, en Georgia, la que tome el relevo de la capital malaya en 2021.
Además de esta iniciativa global, en cada rincón del planeta se organizan cada año actividades de todo tipo relacionadas con el universo librario tales como ferias del libro, lecturas públicas, presentaciones y firmas de libros, jornadas de puertas abiertas en instituciones culturales, conciertos, talleres, recitales… que inundan nuestras calles de bullicio y jarana, y nutren nuestras mentes hambrientas de alimento espiritual.
Este año, la dichosa COVID-19 que ha puesto patas arriba nuestro día a día hace imposible celebrar comme il faut esta gran fiesta cultural. Sin embargo, no son pocas las iniciativas que editores, libreros y bibliotecarios estamos preparando para que, aunque sea desde casa y a la espera de poder hacerlo por todo lo alto, lectores y lectoras de todas las edades recordemos y celebremos, quizás ahora más que nunca, lo poderosa que es una lectura memorable, ¿os apuntáis? ¡Larga vida a la biblioterapia!