Memorias personales en la biblioteca
Una memoria colectiva que suma todas nuestras memorias individuales
Memorias personales en la biblioteca
Escritoras, pensadores, actrices, músicos, empresarias, políticos, religiosos… Personajes públicos, más o menos relevantes, cuya memoria despierta el interés de ciudadanos e investigadores. Porque queremos saber más. Queremos saber dónde estudiaron, con quién compartían su tiempo de ocio, con quién colaboraban en sus proyectos, cómo era su familia, en qué se inspiraban, cómo creaban… Queremos ir más allá del personaje público y conocer su verdadera historia.
Conocer y comprender a estos personajes ayuda a comprender toda una época. Es por eso por lo que bibliotecas, archivos y otras instituciones de la memoria se afanan en identificar, recopilar, conservar y dar a conocer estos fondos. Fondos compuestos por sus bibliotecas personales, pero también por manuscritos inéditos, fotografías familiares, diarios, correspondencia…. Es precisamente en esa parte más íntima y privada donde reside el mayor valor de esas personas. En esas fotografías familiares que nos transmiten mucho más de lo que la imagen congelada capta. En esas cartas que durante años intercambió con amigos, amigas, familiares, compañeros, amantes… Es ahí donde descubrimos lo más auténtico de estas personas, su intimidad.
La Biblioteca Koldo Mitxelena, consciente del valor histórico de este tipo de fondos, conserva los archivos de diversas personas de referencia en distintos ámbitos de la cultura.
Es realmente interesante descubrir las cartas que intercambió Gabriel Celaya con Vicente Aleixandre, Joan Fuster o Gloria Fuertes o la correspondencia de Koldo Mitxelena con Isaac Lopez Mendizabal, Plazido Mujika o Jon Bilbao, entre otros. Únicos son también los bocetos de Ayalde de personajes de la talla de Aita Donostia, José de Arteche o Jesús Guridi o los documentos de trabajo, borradores y manuscritos del propio Mitxelena, Celaya o Zavala.
Conectando la memoria
Sin embargo, nuestra memoria, no se construye sólo con la memoria de personalidades relevantes, sino también con la memoria individual de cada una de nosotras. Por eso es fundamental también poner de relevancia el valor de esos archivos familiares y personales que completan y enriquecen la historia de un momento y un contexto. En esa línea se creo el proyecto GureGipuzkoa, en el que ciudadanos anónimos aportan imágenes que se suman y conectan con las de fotógrafas de la talla Jesús Elósegui, Indalecio Ojanguren o Sigfrigo Koch.
Conectar distintos archivos y fondos personales, es conectar personas, ideas, miradas, puntos de vista… Conectar estos fondos documentales nos permite, además, descubrir nuevas historias y elaborar nuevas narrativas.