San Sebastián. Ville de la paix

Guerras mundiales: ¿cosa de ayer?
El veneno que la Sociedad de Naciones trata de contrarrestar desde 1919 hasta 1936, en realidad data de muchos años atrás.Trescientos años antes, en 1618, comienza una guerra que desangra Europa durante 30 años.¿El motivo? La religión: la católica contra la reformada o protestante. Bajo esos intereses religiosos, sin embargo, se esconden ambiciones más materiales. Algo que quedará claro en1648, cuando se firmen los acuerdos de Westfalia que cristalizan el sistema de estados nación europeo.
La paz durará poco. Ese modelo reclama más agresión por la propia naturaleza del acuerdo. Si ya no es la religión el pretexto, lo siguen siendo las ambiciones de los gobernantes de cada estado que, poco a poco, irán asimilando a sus súbditos con esas ambiciones, convenciéndoles de que también son las suyas. Todo el siglo XVIII es el escenario de ese lento, pero mortalmente eficaz proceso.
Gipuzkoa, SanSebastián… no serán ajenas a esos acontecimientos. En contra de lo que se pudiera creer, estarán, de hecho, siempre muy cerca de ellos.Como zona fronteriza entre estados creados y asentados por el sistema westfaliano.
La Revolución y Napoleón: el enfrentamiento continúa
Así, tanto la revolución como su heredero, el imperio napoleónico, impulsarán nuevas guerras a lo largo de toda la primera mitad del siglo siglo XIX que, de hecho, se prolongarán hasta1870, engendrando
La ciencia, que desde mediados del siglo XIX se ha considerado como la futura redentora del género humano, será utilizada ahora para destruirlo masivamente, convirtiéndolo en un ente insignificante frente a los ataques con gas, los bombardeos aéreos, los cañones de tiro rápido, las ametralladoras, los tanques…
Todo eso, que pone al ser humano ante un horror bélico de proporciones desconocidas, impulsa finalmente la creación de organismos como la Sociedad de Naciones que dará sus primeros pasos, precisamente, en ciudades como la San Sebastián de 1920.
Será el presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson quien, tras implicar a su país en la “Gran Guerra”, horrorizado por sus resultados, impulse esa Sociedad de Naciones en la que se debatirá la necesidad de crear organismos jurídicos, como el Tribunal Internacional que finalmente se radicará en La Haya. O también organizaciones que velen por la salud mundial, sumamente quebrantada por la guerra, que ha dado alas a una temible forma de gripe, mal llamada “española” pues se incubará en los campamentos donde se entrena a los soldados norteamericanos que en 1918 desembarcan, con ella, en Europa.
San Sebastián: una ciudad lejos de la I Guerra Mundial y su temible capacidad de destrucción, pero cerca de la acción
La ciudad se ha mantenido neutral en la “Gran Guerra” pero su cercanía a la frontera de uno de los principales contendientes Francia y su carácter de corte de verano española y destino de un turismo de élite, la convertirán, en el verano de 1920, en una candidata más que adecuada para acoger en sus palacios, hoteles, e instalaciones recreativas, el VII Consejo de la recién creada Sociedad de Naciones. Aunque la historia reciente de la ciudad no fuera precisamente tranquilizadora para una institución con tan buenas intenciones como las de aquella que llega a ella el 30 de julio de1920.
En efecto, San Sebastián sin ser un campo de batalla como las ciudades francesas incluso tan próximas como Bayona ha sido un escenario privilegiado de la guerra de espías entre las potencias contendientes, alojando tanto a destacados protagonistas de la misma como Mata Hari o Bolo Pachá, como a decenas de agentes menos conocidos, pero no por eso menos activos. Igualmente ha servido el San Sebastián de la “Gran Guerra” como teatro de grandes negocios que han labrado grandes fortunas a la sombra de los hoteles de lujo de la ciudad. Antítesis de la miseria inhumana vivida en las trincheras del frente occidental…
La Sociedad de Naciones en San Sebastián. Verano de 1920
Es en San Sebastián, donde precisamente se aborda la creación del primer tribunal internacional permanente de la historia, un tribunal llamado a enjuiciar a los estados, reinterpretando de esta forma el viejo concepto de soberanía de los estados, y constituyendo un elemento revolucionario y crucial en el mantenimiento de la nueva paz internacional buscada. Este primer tribunal que empezó a tomar forma en San Sebastián, sería el que se bautizó como Corte Permanente de Justicia Internacional, que sería la antecesora de la actual Corte Internacional de Justicia, sita en La Haya.
Segunda Guerra Mundial: del fracaso a un nuevo tiempo de paz
También parecería que lo implica el Mundo de posguerra, plagado de conflictos y problemas. Como la fundación del estado de Israel que ya Lord Balfour, uno de los asistentes a la reunión de San Sebastián, pretendía durante la Primera Guerra Mundial; el equilibrio del terror atómico durante la Guerra Fría; la persistencia de regímenes dictatoriales en Europa como el de Franco en España.Pero, aun así, la evolución de los contecimientos entre 1945 y 2020 no puede describirse como la historia de un rotundo fracaso. Ni de la Sociedad de Naciones, ni de su sucesora, la ONU. Así, si en 1946 hay en el horizonte una amenaza de guerra nuclear, ésta parece haberse disipado tras la caída del muro de Berlín en 1989, que, además, abrió la puerta a la creación de un mayor número de democracias en Europa. Si en 1946 había regímenes de corte fascista en esa misma Europa, en países como esa España que en 1920 había acogido a la finalmente fracasada Sociedad de Naciones, al filo de 1989 la situación en ellos ha cambiado radicalmente: la democracia ha vuelto a esos países y su participación en organismos como la ONU resulta esencial para hacer valer los mismos valores de la Sociedad de Naciones del año 1920 recogidos finalmente, en 1946, por la ONU.
Algo que se hará en áreas tanto de Europa como extraeuropeas, aportando ese país, España, desde la misma ciudad de San Sebastián, contingentes entrenados de cascos azules que, con todos los matices y objeciones que se quieran volver contra la ONU y sus intervenciones, han conseguido finalmente evitar situaciones en esos países como la que en 1936 destroza tanto a esa ciudad, como a España, como a la propia Sociedad de Naciones. Obviamente, el balance final de aquella hoy lejana reunión de la Sociedad de Naciones en San Sebastián en 1920, bien puede calificarse como un éxito. Algo lento y que ha discurrido por caminos tortuosos es cierto, pero como un éxito al fin y al cabo si vemos las cosas con la necesaria, imprescindible, perspectiva histórica.
Exposición, en la 1ª planta de la BIBLIOTECA
Del 3 de agosto al 17 de octubre de 2020
De lunes a viernes: 08:30-20:30
Sabados: 08:30-14:00
Domingos y días festivos cerrado